Interview
Gioconda Belli: Tres aproximaciones al trabajo de una voz que se desnuda – Entrevista

Gioconda Belli: Tres aproximaciones al trabajo de una voz que se desnuda – Entrevista

Benito Pastoriza Iyodo

…quizás el arte de leer poesía, que obliga a la introspección, a la reflexión, sea menos corriente
ahora. Pienso que mucha gente ha perdido la costumbre de recorrer su paisaje interior. Quieren
entretenerse, salirse de sí mismos, vivir otras realidades. El pulso de la vida moderna es más afín
a la novela, en tanto la poesía se parece más al sillón del sicoanalista.

Benito Pastoriza Iyodo: ¿Por qué la poesía? ¿Por qué este género literario para expresarse artísticamente?

Gioconda Belli: ¿Por qué Van Gogh escogió el amarillo o Picasso el azul? La paleta está llena de colores pero el paisaje interior que uno quiere expresar encuentra su manera apropiada de hacerlo. He escrito poesía pero también prosa: tres novelas, un libro de memorias, un cuento para niños. También escribo artículos para los diarios.

Cuando me posee un sentimiento o una idea hay un proceso intuitivo que me indica cuál es el mejor medio. Ciertas emociones sólo puedo expresarlas en poesía, así como me sobrevienen historias o ideas que requiere de la prosa para decirse. Quizás empecé siendo poeta porque en mi país se venera a Rubén Darío y existe un gran amor por la poesía.

B. P.: Se ha dicho que los poemas de un poeta es en sí una sola obra, un solo libro, ¿qué mundo intenta usted crear o recrear en su obra?

G. B.: Me seducía y seduce la idea de un mundo inocente, igualitario, donde el hombre y la mujer no estén divididos por luchas de poder, donde el cuerpo y el alma tengan el mismo valor, donde la mujer no pague su rol biológico de reproductora de la especie con sometimiento; un mundo armónico, verde, donde la vida y la muerte, el dolor y la alegría existan con naturalidad uno al lado del otro.

B. P.: ¿Por qué la poesía parece haber perdido campo frente al género de la novela en Latinoamérica?

G. B.: No tengo una respuesta categórica. Pienso que quizás la poesía hermética de la postmodernidad hizo que el lector se sintiese excluido. Hoy muchos poetas parecen escribir sólo para otros poetas, hacen un arte para conocedores, pero yo no creo que el público latinoamericano haya perdido su amor por la poesía. Benedetti, por ejemplo, es amado y leído por las multitudes, lo mismo que Neruda. No creo que es un problema de la poesía, sino más bien de cierta poesía. Por otro lado, quizás el arte de leer poesía, que obliga a la introspección, a la reflexión, sea menos corriente ahora. Pienso que mucha gente ha perdido la costumbre de recorrer su paisaje interior. Quieren entretenerse, salirse de sí mismos, vivir otras realidades. El pulso de la vida moderna es más afín a la novela, en tanto la poesía se parece más al sillón del sicoanalista.

B. P.: Ha surgido una gran vitalidad entre las mujeres poetas, ¿qué traen las poetas a la poesía que parece anunciarla en nuevos tonos?

G. B.: Creo que aportamos la noción de integralidad entre el alma y el cuerpo; que proponemos unir la identidad escindida por el racionalismo o, en el otro extremo, por el dogmatismo religioso. La lengua materna de la mujer es el lenguaje de las emociones, por esto quizás tenemos acceso a niveles mágicos y secretos de los sentimientos humanos. Por otro lado, hay experiencias propias de la mujer como la maternidad, la percepción de la relación entre el cuerpo y la psiquis, la sexualidad como continuidad de la conversación con el amante, que son ángulos característicos del propio género y que dan una visión femenina de la realidad. La marginalidad de la mujer en la literatura casi hasta el siglo XIX hace que esto se vea aún como novedoso.

B. P.: Qué diferencias o similitudes encuentra usted entre la poesía creada por usted y la poesía creada por el supuesto canon poético femenino como Gabriel Mistral, Delmira Agostini, Juana de Ibarborou y Alfonsina Storni, sólo para mencionar algunas?

G. B.: La poesía es una destilación de la intimidad del poeta o la poeta. Si bien entre todas las que menciona y yo existe la comunalidad de la experiencia humana, cada una de nosotras es muy diferente de la otra. Somos producto de diferentes historias colectivas y personales. Por lo mismo nos diferenciamos en la manera de aproximarnos a la realidad particular de cada una. Pero, como digo, hay vasos comunicantes, muchos vasos comunicantes a partir de ser Latinoamericanas y de ser mujeres.

B. P.: Se ha hablado sobre la claridad y la transparencia en su poesía, ¿cómo se logra manifestar esto sin caer en personalismos ni barroquismos literarios?

G. B.: Yo no escribo para esconderme, sino para desnudarme. Contar mi experiencia como ser humano, compartirla, es lo que me motiva. Y trato de hacerlo tan bellamente como puedo, sin obsesionarme por las arquitecturas verbales, sino más bien por las posibilidades de la comunicación. Me interesa la claridad, la transparencia porque de alguna manera escribir es para mí una manera de aclararme las cosas a mí misma. Escribiendo busco sentirme acompañada.

Ahora, en los personalismos caigo porque mi poesía es muy personal… y en los barroquismos, seguramente, porque soy también hija de Quevedo y nicaragüense para remate.

B. P.: Hay un sentir innovador, revolucionario en su poesía, ¿de dónde nace?

G. B.: Pienso que nace de mi experiencia social, revolucionaria. Yo viví un tiempo en mi país en que los sueños más descabellados se hicieron realidad y desde entonces nadie me puede convencer de que soñar es locura o de que los sueños no son posibles. Yo me imagino que esa convicción de creer en las ilusiones se trasluce en mi manera de escribir. Yo creo en las visiones. Creo que los artistas ponemos imágenes en la mente de las personas. Si las visiones que creamos son hermosas, quizás habrá quienes se atrevan a salir en pos de esas realidades utópicas, sean éstas ideas de sociedades o ideas sobre una manera de relacionarse más libre y hermosa entre los seres humanos.

B. P.: ¿Qué funciones, si acaso, tienen el idealismo y el romanticismo en su poesía?

G. B.: Soy una romántica materialista. Creo que no hay que creer en algo más allá del ser humano y de este mundo para imaginar el cielo. Yo creo que los seres humanos tenemos la capacidad de lograr la justicia y la felicidad y que las grandes aspiraciones, los grandes ideales son esenciales para crecer y realizar todo el potencial humano de que somos capaces. El romanticismo para mí es la antípoda del cinismo y en estos tiempos en que es tan fácil atrincherarse en el cinismo, el romanticismo me parece un estado de rebelión necesario. Claro que tengo mis momentos en que me parece absurdo ser romántica y en que la realidad me parece insuperable y espantosa. Afortunadamente siempre suceden cosas que me devuelven mi fe en la resistencia del espíritu humano. O sucede algo que afirma mi convicción en la necesidad de la belleza, de la poesía.

De esas contradicciones nacen los poemas.

B. P.: ¿Qué futuro le ve usted a la poesía en América Latina?

G. B.: Mientras hablemos y pensemos, habrá poesía. No sólo en América Latina, sino en todo el mundo.


Posted: April 1, 2012 at 8:37 pm

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