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Debate: Gisela Kozak y Luis Duno Hablan sobre Venezuela (versión completa)

Debate: Gisela Kozak y Luis Duno Hablan sobre Venezuela (versión completa)

Kozak & Duno-Gottberg

En esta edición de Literal intentamos ofrecer dos puntos de vista sobre la situación actual de Venezuela: la de sus críticos (Gisela Kozak Rovero) lo mismo que la de sus  simpatizantes (Luis Duno Gottberg).  Para ello hemos preparado 10 interrogantes fundamentales en torno a la crisis, sus causas y posibles salidas; todo con el propósito de brindar un panorama a partir del cual el lector podrá hacerse de un juicio propio. Aquí nuestra conversación completa con Gisela Kozak Rovero:

 

Dada la gravedad de lo que ocurre en mi país, me tomo la libertad de hacer una breve introducción: Venezuela requiere a futuro de un acuerdo nacional al estilo de Chile, España o Sudáfrica porque los otros escenarios  son la destrucción de las libertades políticas, el irrespeto a los derechos humanos, la ruina económica o una guerra civil. Cómo lograremos que una revolución dispuesta a radicalizarse cada día más se vea obligada a acordar con quienes considera sus enemigos, es la gran interrogante que se abre para el liderazgo democrático venezolano. Muchas son las  heridas abiertas y la destrucción del tejido político, social e institucional que da pie para convivir en paz requiere de un largo proceso de negociación, diálogo real y toma de conciencia de las fuertes tendencias militaristas y autoritarias existentes en la sociedad y en la historia venezolanas. Sin duda será necesaria la justicia puntual en caso de corrupción administrativa y violaciones  de  derechos humanos pero también la coincidencia en puntos clave como el contrato constitucional, el reforzamiento de la institucionalidad, la superación del estado rentista  petrolero, la revisión de tratados internacionales violatorios de la soberanía nacional.No es fácil renunciar a ser revolución pero, como diría Hanna Arendt, ocurren milagros políticos por intermediación, desde luego, de fuerzas estrictamente humanas. Seguirán existiendo –como siguieron habiendo  franquistas en España o pinochetistas en Chile- chavistas radicales que alimentan la fantasía de  que si llega un gobierno opositor (coalición de partidos de centroizquierda) serán exterminados o minorías opositoras, con poco conocimiento histórico,  que piensan que el chavismo es comparable con la máquina de muerte del nazismo o el stalinismo, pero se verán en la necesidad de doblegar  sus tendencias autoritarias y temores en pro del acuerdo nacional. Este proceso de paz y de diálogo no es posible en las condiciones actuales, pero la crisis económica y la escalada del conflicto podrían colocar  a la dirigencia actual  de la revolución en la necesidad de negociar de verdad, cosa que no ha hecho en el actual proceso de diálogo  hasta ahora infructífero (estamos a 12 de mayo de 2014). Democracia no es solo voto, no es posible justificar el atropello por una mayoría electoral, y esta realidad y el peso del desastre económico requerirá de liderazgos trascendentes, múltiples, en todos los sectores, de una reinvención de la democracia que no signifique volver a los caminos trillados de los socialismos y militarismos del siglo XX disfrazados de renovación política ni al apocamiento de la socialdemocracia a la española. No se trata de “buenos y malos de lado y lado”,  de “todos somos hermanos venezolanos” o de dejar de ser cada quien lo que es, pensar lo que piensa o rodearse de quien desee. Se trata de entender que la diversidad social, política, cultural; las diferencias de aptitudes, inclinaciones y talentos;  los distintos estilos de vida y modos de entender la existencia individual, deben definir el diseño de la democracia.  Dicho esto, paso a responder el cuestionario.

1.¿Qué desató el actual conflicto en Venezuela?

A principios de febrero, estudiantes de la Universidad Experimental del Táchira (UNET) protestaron contra la inseguridad personal a raíz del  intento de violación de una alumna en el campus de esta institución; ya desde el mes de enero jóvenes  de otras universidades públicas y también privadas  en distintos estados del país habían  protestado por el mismo tema, pero la diferencia con las protestas en Táchira fue la represión ejercida por organismos de seguridad como la policía regional y la Guardia Nacional Bolivariana. Dos estudiantes fueron detenidos y enviados a la cárcel de Coro, estado Falcón,  una cárcel de alta peligrosidad como lo son parte importante de los reclusorios venezolanos y se informaron excesos como golpes y humillaciones. El 12 de febrero -fecha en la que en Venezuela se celebra el Día de la Juventud en conmemoración de la Batalla de la Victoria (1814) en la que participaron muchachos sin mayor formación militar al mando del General José Félix Ribas- hubo una marcha estudiantil en Caracas que terminaba en el  Ministerio Público para exigir la liberación de los jóvenes, entre otras demandas. La dirigencia política de la oposición, nucleada en la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), acompañó la protesta pacífica en la capital, simultánea a otras que se realizaron en el resto del país. Cuando la dirigencia y la mayor parte de los marchistas se habían retirado hubo un enfrentamiento entre jóvenes armados con objetos contundentes y  funcionarios de las fuerzas de seguridad del estado en el cual  resultaron asesinados por responsabilidad exclusiva de estos un joven opositor y un miembro de colectivos populares  pro-oficialistas. A partir de este momento y hasta el día de hoy se multiplicaron las manifestaciones antigubernamentales en todo el país: desde marchas, comunicados, declaraciones y denuncias hasta las llamadas “guarimbas”, barricadas en varias ciudades que interrumpen el paso; en algunos casos  tienen finalidades defensivas respecto a los cuerpos de seguridad -caso San Cristóbal, estado Táchira-  y en otras de simple protesta como en los sectores medios del sureste de Caracas y otras ciudades y que, por cierto, no cuentan con el respaldo de parte de los propios opositores. Esta ola de descontento  ha sido más bien anárquica pues no obedece a una organización instrumentada por la coalición de la Mesa de la Unidad Democrática o por  alguno de sus partidos como Voluntad Popular “respaldados por el imperialismo norteamericano”, en palabras del gobierno. Aunque la MUD respalda la protesta pacífica al igual que los líderes más notables como Henrique Capriles Radonsky, María Corina Machado, Leopoldo López o Ramón Guillermo Aveledo, no hay un único punto de vista sobre lo que ocurre y su posible desenlace. A corto, mediano y largo plazo, en mi opinión, podrían reforzarse  liderazgos hoy visibles provenientes  de la vanguardia de estas protestas -el estudiantado-, de los sectores populares y de los propios partidos convertidos en fuerza de agitación no solo electoral sino política, ideológica y social.

Más allá de la situación que puntualmente dio comienzo al conflicto de febrero, las protestas obedecen a un generalizado sentimiento de malestar por la crisis económica, política y social de Venezuela. Aunque en las elecciones presidenciales del 2013  la población votante se inclinó en un 51% por el gobierno y 49% por la oposición, la conciencia de la crisis no respeta distingos políticos: todos reconocemos que hay crisis económica e inseguridad personal así la explicación  sea la desastrosa gestión estatal  o la “guerra económica” y “la herencia criminal del capitalismo” que denuncia el gobierno, argumentos esgrimidos por los sectores en pugna. Si bien  la propuesta del líder opositor Henrique Capriles Radonsky de darle un sentido plebiscitario a las elecciones  municipales de diciembre de 2013 fracasó entre otras cosas por la abstención de opositores decepcionados y humillados,  la oposición no solo aumentó el número de alcaldías sino que además  los problemas siguen en pie y la situación ha empeorado una vez que la piñata populista gubernamental da muestras de no ser infinita.

La mayor parte de las personas que han enfrentado a organismos de seguridad del estado son estudiantes de sectores populares y medios  que por su edad solo han conocido un gobierno: el revolucionario.  Si no se reconoce su derecho a la protesta (y el de todos y todas los venezolanos) -tal como hacen el gobierno, sus seguidores, amén de sus  aliados políticos e  intelectuales de la izquierda radical-, si se le  criminaliza  con argumentos tan absurdos y autoritarios como la supuesta pertenencia social, el color de la piel, si se es hijo o no de extranjeros y con descalificaciones tan brutales como “lacayos del imperialismo”,  “apátridas”, “golpistas”, “racistas”, “fascistas” y “burgueses”, sería  una prueba más de que estamos frente a un gobierno despótico respaldado por el voto de la mitad de la población. La democracia no es solo votos sino también respeto a las minorías. Aunque el parentesco de la revolución bolivariana con los socialismos reales del siglo XX ha sido explícito por cuanto se identifica con la revolución cubana, todavía está vigente, a pesar de todas las leyes revolucionarias que la contradicen, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Este instrumento es deudor del liberalismo político y contempla que la alternabilidad en el ejercicio del poder, negada de facto por una revolución que demoniza a la oposición del modo antes descrito. En Venezuela no existen “violentos de lado y lado” como si se tratase de un enfrentamiento con un país extranjero, una guerra civil o una contrarrevolución armada financiada por Estados Unidos. Estas fantasías  propias de la guerra fría pretenden ocultar el ataque sistemático del estado contra aquellos que no aceptamos su hegemonía.

2.¿Existe desabasto en el país? De ser así, ¿qué se está haciendo para resolverlo?

Por supuesto que existe desabastecimiento en Venezuela. Una  persona de Colombia, Ecuador, Panamá, República Dominicana o Brasil pueden comprar leche, café, azúcar y papel higiénico en cualquier negocio cercano a su casa; nosotros tenemos que someternos a horas de búsqueda y a largas filas para obtenerlos. En Venezuela no existe  el famoso bloqueo cubano que ha servido de excusa durante décadas para los desmanes dictatoriales del gobierno de esa isla; contamos con un barril de petróleo a cien dólares, del cual le vendemos alrededor de un millón de barriles diarios al “odiado imperio norteamericano”. El gobierno es un gran importador de alimentos del exterior, tal como se reconoce oficialmente, y los distribuye en las redes estatales Mercal, PDVAL y Bicentenario, pero no es suficiente y ha  comenzado a instrumentar una tarjeta electrónica de racionamiento, situación que debe sonarle familiar a quienes vivieron los socialismos reales del siglo XX y, desde luego, a la gente de Cuba.  La producción interna es insuficiente dados los controles de precios absurdos pues la incapacidad económica del gobierno es trasladada a los agentes privados nacionales: el petroestado pretende que el empresariado venda a pérdida los rubros regulados o que limite sus ganancias a máximo un treinta por cierto, pero la inflación fue del 56% el año 2013. Imagínense que la revolución hiciera lo mismo con el barril de petróleo: en lugar de venderlo a cien dólares debería venderlo a dieciocho. El gobierno es selectivo respecto a la economía de mercado: para vender petróleo la aplica, pero para el resto de la economía  usa recetas de  Zimbabue y Cuba, no de sus aliados de China, Brasil y Ecuador. No estamos peor porque el petróleo nos sigue alimentando. La revolución bolivariana es una continuación del estado rentista del siglo XX llevado a la exacerbación, lo cual le permite jugar con  esa fantasía tan atractiva para intelectuales radicados en Europa Occidental o en Estados Unidos: el poder popular, las comunas auto-sustentadas  que superarían tanto  la propiedad privada como el estado. La realidad es que el petróleo permite estos juegos pre-modernos que económicamente no han tenido resultados destacables en el concierto de la productividad nacional.  Además, las  formas de organización de base no violentas  existentes en los sectores populares son  perfectamente posibles sin necesidad de arruinar al país, mantener en vilo a los seguidores del oficialismo demonizando a los no oficialistas   y asediar  de manera inmisericorde a la oposición.

venezuela

3.¿A qué podemos atribuir esta serie de manifestaciones? ¿Son el resultado de un conflicto interno o son inducidas por intereses externos?

El gobierno revolucionario responsabiliza de esta explosión contestataria al dirigente opositor socialdemócrata Leopoldo López, líder máximo de Voluntad Popular, organización adscrita a la MUD, coalición de partidos antes mencionada. Para el mes de enero, Leopoldo López -junto a la diputada demócrata liberal María Corina Machado y el Alcalde Mayor del Distrito Metropolitano el también socialdemócrata Antonio Ledezma del partido Alianza Bravo Pueblo-, convocaron a Asambleas de Ciudadanos en distintas ciudades del país,  figura contemplada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). En estas asambleas se discutiría #LaSalida: referéndum revocatorio, constituyente o renuncia de Nicolás Maduro. Independientemente de que todas estas opciones implican procesos electorales y son contempladas igualmente en la constitución, desde el lado oficialista se consideran llamados a la insurrección y al golpe de estado. Por esta razón  López está preso, los dirigentes de Voluntad Popular Carlos Vecchio y Antonio Rivero están en la clandestinidad y María Corina Machado está amenazada con detención, amén de que  el presidente del parlamento venezolano, Diosdado Cabello, decidió arrebatarle sumariamente su condición de diputada electa por el mayor número de votos obtenido por parlamentario alguno en el año 2010. Así mismo, ha sido detenido el alcalde Daniel Ceballos de San Cristóbal, estado Táchira, y  ha sido juzgado sumariamente y condenado a 10 meses de cárcel  Enzo Scarano, Alcalde del Municipio San Diego, del Estado Carabobo. Dirigentes estudiantiles como Gaby Arellano han sido víctimas de allanamientos por no hablar de  otros estudiantes y periodistas detenidos y vejados.

Las protestan han  involucrado a todo el país y si, como dice el gobierno, lo barrios no hacen barricadas (aunque sí suenan cacerolas) es porque los grupos paramilitares del gobierno los mantienen en estado de amenaza. Dirigentes populares opositores, Saverio Vivas entre muchos otros pero a quien menciono por la notoriedad que ha logrado en los últimos tiempos, dan fe de que el miedo existe entre los sectores populares de oposición dados  los grupos  paramilitares  que actúan con impunidad. El  descontento, en realidad,  atraviesa a los diferentes sectores sociales  del país porque si no el 49% de votos obtenido por Henrique Capriles Radonsky hubiese sido imposible.

Dados los problemas existentes, el conflicto tiene razones estrictamente internas. Creer el cuento, propio del discurso de la guerra fría, de que Estados Unidos está detrás de las innumerables protestas,  detrás de 49% de los hombres y mujeres que nos oponemos a este remedo de democracia y detrás de la coalición de centro-izquierda  conocida como la Mesa de la Unidad Democrática, es irrespetar a la mitad de la ciudadanía de mi país, desconocer nuestra historia y prestarse a esa incalificable  postura de la izquierda radical que defiende  que todo gobierno que cuestione al gobierno norteamericano es amigo de la emancipación y liberación de la humanidad. Declararnos marionetas de Estados Unidos en su sed de hegemonía y de petróleo es parte de la estrategia de descalificación, deshumanización y negación al que nos somete el gobierno revolucionario y forma parte de los estribillos de la izquierda académica militante y propagandista que poco estudia y mucho escribe sobre Venezuela. En todo caso, de existir  esas conexiones tipo “oposición marioneta del imperialismo” no han sido demostradas más allá de la constante descalificación gubernamental, en uso de un recurso propio de la típica propaganda de raíz goebbeliana.

4.   Desde la perspectiva del presidente Maduro, la “trilogía del mal” está representada por Capriles, López y Machado… Al mal se le debe combatir y se le debe desaparecer. ¿Cómo conjugar el deseo de desaparecer a la oposición y la convivencia democrática?

Es gravísimo cuando el lenguaje de la política es atravesado por la retórica del bien y del mal, proveniente de religiones practicadas de manera fundamentalista y no de la ética democrática, los derechos humanos y la existencia de diversas visiones del bien común. La política como vía de convivencia en el conflicto retrocede cuando un gobierno califica a sus oponentes de “no-pueblo”, cuando se piensa que el ser una mayoría circunstancial  electoral da el derecho de aplastar al adversario. El gobierno revolucionario se convirtió en autoritario  cuando empezó a entender  el ascenso al poder ejecutivo de la oposición como una catástrofe y no como parte de la vida normal del país. Intenta imponer su hegemonía por medio de sus políticas culturales, educativas, comunicacionales, tal como propone la visión marxista gramsciana, y a través desde luego de las económicas; se basa, entonces,   en la certeza de que la voluntad general del pueblo organizado intuye lo que le conviene, tal como plantea el Plan de la Patria 2013-2019, pero solo le hace falta la prudente guía de la revolución para darse cuenta con plena consciencia. Al no lograr esta hegemonía, pues la oposición continúa y la crisis económica se multiplica, apela entonces a la demonización del adversario en términos puramente emocionales y echando mano al culto a la personalidad más costoso y descarado no solo de la historia de Venezuela, sino me atrevería decir de América Latina. El éxito de la revolución bolivariana se basa no solo en el reparto de la renta petrolera en sectores muy desfavorecidos sino también en la exaltación de la pobreza como la única condición noble y valiosa existente en el país, exaltación que se acompaña de   una brutal distorsión de nuestra historia republicana que niega todas las conquistas democráticas anteriores a 1998, considera negativo el golpe de estado del año 2002 y  exalta los dados por Chávez en 1992.La calificación de golpista a una oposición cuyos  dirigentes no  son los protagonistas, estilo empresario Pedro Carmona, de la payasada autoritaria  que sacó a Chávez del poder por un par de días en 2002, es parte de esta distorsión.

             Este discurso del bien y el mal tiene otras aristas dignas de análisis, sobre todo cuando se traduce a un lenguaje secular como es la utilización de las categorías izquierda y derecha. En Venezuela el gobierno no ha hecho suyos temas como el aborto, los derechos civiles para homosexuales, lesbianas y transgéneros o la legalización de la marihuana porque la fuerte presencia de evangélicos y católicos practicantes en la revolución  no lo permite. Existen grupos LGBT que apoyan la revolución pero no han obtenido reivindicaciones después de 15 años de revolución, a diferencia de lo ocurrido en países con gobiernos socialdemócratas como España, Francia y Uruguay.La homofobia es evidente en el alto gobierno que constantemente descalifica como homosexuales a dirigentes de la oposición. Militarismo, estatismo, conservadurismo y culto a la personalidad no parecen características de la llamada izquierda democrática pero son muy congruentes con el proyecto revolucionario.

5.-¿Cuál es la situación de los derechos humanos?

 El Foro Penal Venezolano y organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y PROVEA han  documentado  graves violaciones a los  derechos humanos por parte de los organismos de seguridad del estado. Ha habido alrededor de 1900 detenciones, más de 39 asesinados –la mayoría a opositores o personas que ni siquiera estaban involucradas en las protestas-,  centenares de heridos y 60 casos sustanciados ante la Fiscalía General de la República de tortura y tratos degradantes a personas detenidas. Gobierno, intelectuales y dirigentes chavistas indican que así se comportan las fuerzas de seguridad del estado en todas las democracias del mundo,  pero valdría la pena recordar que en las manifestaciones chilenas y brasileñas de los últimos tiempos no hubo este despliegue de muertos, heridos, allanamientos  y detenciones,   y que esos mismos intelectuales y dirigentes se rasgan las vestiduras denunciando la represión a la guerrilla comunista  de los años sesenta del siglo pasado y a los estudiantes universitarios en fechas posteriores. Venezuela no tiene un enfrentamiento armado entre dos bandos; se trata de los cuerpos de seguridad contra una población civil cuyo potencial de violencia es minúsculo en comparación con el estado. El gobierno habla de sabotajes a obras de infraestructura pero no pasa de denuncias televisivas y no conocemos a los presos, juzgados y condenados por estos delitos. Como suele ocurrir con los gobiernos de este tipo, la brecha entre la realidad y los deseos de hegemonía absoluta dispara la sospecha permanente, la calumnia y la permanente denuncia de conspiraciones no probadas.

6.-El Estado venezolano ha asegurado que los cientos de fotografías y videos que circulan en la red, mostrando la represión contra la población, pertenecen a otros momentos y otras regiones. Esa no es la verdadera situación de Venezuela, dicen. Sin embargo, las emisiones en vivo de las cadenas de televisión extranjeras, pese a la amenaza de la censura que recibió CNN, muestran también esa represión. ¿Cuál es la verdadera realidad que vive Venezuela?

Invito a ver el informe del mes de febrero de la organización PROVEA; las informaciones del Foro Penal Venezolano; las páginas WEB de periódicos como El Universal, El Nacional, Tal Cual, 2001; la revista virtual PRODAVINCI. El oficialismo coloca el foco en irresponsables en las redes sociales y no en los hechos ya documentados. Además, el gobierno venezolano pone a su servicio los medios de comunicación del estado, las radios y televisoras comunitarias y ha logrado silenciar a los antes muy críticos medios privados por vía de la censura, la autocensura, el ahorcamiento económico y la falta de papel para imprimir.

7.-Las diferencias entre Maduro y Chávez son muchas y es razonable que el “carisma” no se herede. Sin embargo, más allá de la personalidad, ¿qué mejoras  ha traído el gobierno de Maduro?

 Ninguna.

8.-¿Cómo se está resolviendo el problema de las divisas y los raspa tarjetas? ¿Y de la inseguridad? Caracas está dentro de las ciudades más peligrosas del mundo?

Pensar que el gran problema es el cupo de 3000 dólares años que cada venezolano (a) puede comprar a precio controlado para gastar en el exterior no merece el más mínimo análisis. La corrupción desatada, el endeudamiento, el gasto público, el despilfarro, el rentismo y los 20000 millones de dólares que estafaron los empresarios con empresas fantasmas son una explicación más sensata. En este momento se acaba de hacer una subasta de dólares (SICAD II) en la que la divisa llegó a alrededor de bs. 51, 8 cuando la oficial es a 6,30.Estamos en un momento realmente grave de la economía venezolana.

En cuanto a la inseguridad, el ministro del Interior y Justicia Miguel Rodríguez Torres reconoció una tasa de 39 asesinatos por cada 100000 habitantes, lo cual da la aterradora cifra de 11000 asesinatos al año en un país de menos de treinta millones de habitantes. El Observatorio Venezolano de Violencia habla de 24000 asesinados en el año 2013. Evidentemente, la revolución ha fracasado en el tema y esgrime, por cierto, una excusa totalmente inconsistente como que el capitalismo propicia una cultura de la muerte. Si es así, por qué en Suiza, España, Alemania, Gran Bretaña  o Nueva Zelandia no encontramos semejantes cifras de fallecimientos violentos.

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9. -Maduro ha denunciado sistemáticamente la injerencia de gobiernos extranjeros en la política interna de Venezuela, no así la del “pueblo amigo”: el gobierno cubano. ¿No existe una contradicción al respecto?

Cuba  le ha dado legitimidad revolucionaria al gobierno dentro de cierta izquierda radical y Venezuela, a cambio de darle aire  a esa economía de la miseria que oprime a los cubanos, ha obtenido un sistema de control de la población largamente probado en décadas de supremacía del PCC, lo que pasa es que nosotros veníamos de décadas de democracia partidista y alternabilidad en el poder y es difícil implantarlo sin quejas. El gobierno siempre habla de injerencia  pero lo que no ha podido probar es que ésta tenga un impacto real en las complejas problemáticas y en los conflictos de Venezuela. De hecho, tiene unos cuantos aliados en el exterior.

10. ¿Qué papel desempeñan los gobiernos latinoamericanos aliados de la revolución bolivariana?

El de concederle al gobierno el estatus de una democracia, ni más ni menos. Ver a Cuba en la CELAC es el perfecto equivalente de la  presencia de gobiernos militares pro-norteamericanos en otra época en organismos multilaterales, pero es evidente que es más importante lucir de izquierda y anti-yanqui  que ser demócrata. Como lamento que líderes cuyas políticas públicas considero acertadas como Michelle Bachellet, Dilma Roussef, Lula y José Mujica recuerden más sus tiempos de víctimas del militarismo pro-yanqui que su presente como líderes democráticos posteriores a la guerra fría.

@giselakozak

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